Originada, seguramente en las laderas del Himalaya, es la única planta anual dioica, es decir que hay plantas macho y plantas hembra y cumple su ciclo en menos de un año. Por ser anual tiene un crecimiento muy veloz que transcurre durante la primavera y verano. En el otoño llega el tiempo de cosecha, la planta florece y luego perece. Es una planta de ladera, le gusta el sol, el agua y que el suelo tenga buen drenaje. Es muy flexible y mediante mejoramiento genético se han logrado variedades adaptadas a los climas tropicales (África o Jamaica) y a los climas fríos (Canadá y el norte de Europa). Se desarrolla bien en Uruguay.
Aunque las discusiones entre los genetistas persisten, se suelen reconocer tres subespecies, la cannabis sativa sativa, la cannabis sativa índica y la cannabis sativa ruderalis. Las sativas son altas (pueden superar los 4 metros) y de hojas más delgadas. Las índicas son de porte más pequeño y habitualmente con hojas más gruesas. Las ruderalis son una subespecie surgida en la Siberia, tienen un ciclo muy corto y por lo tanto, crecen y florecen rápidamente. Las índicas y las sativas son sensibles al fotoperíodo, es decir, desarrollan sus hojas y tallos mientras los días se van alargando, durante la primavera, y cuando los días se acortan florecen. En condiciones como las de Uruguay típicamente se siembran en octubre, cuando disminuye el riesgo de heladas y se cosechan las flores en abril. Las ruderalis florecen con independencia de que los días se estén alargando o no y se las llama autoflorescientes.
No todas las variedades de cannabis son psicoactivas. La psicoactividad está dada por la presencia de Delta 9 tetrahidrocannabinol (THC). Las que se usan para alimentos, textiles y otros fines industriales se llaman cáñamo (hemp en inglés) y contienen baja o nula presencia de THC, y por lo tanto no tienen efectos psicoactivos. Las plantas macho no tienen psicoactividad. Para que la psicoactividad suceda el THC debe decarboxilarse a través del calentamiento, de lo contrario no produce ningún efecto. La normativa uruguaya considera que las plantas cuyas flores tienen menos de 1% de THC son cáñamo, sin efectos psicoactivos.
Una característica notable del cannabis es su versatilidad. Sus usos son tantos que es difícil describirlos a todos. Para los humanos recolectores la semilla fue un gran alimento. Luego notaron el potencial de las largas fibras que extraían del tallo y las usaron para construir redes y transportar el fruto de la pesca y la caza. Luego desarrollaron su uso para vestimentas. Los chinos generaron papel a partir de los residuos que dejaba la elaboración textil, mientras los europeos desarrollaron la navegación a vela haciendo un uso intensivo del cáñamo. Al mismo tiempo desde hace miles de años comenzó el uso ritual, religioso y medicinal en China e India, quedando en China un amplio registro de su uso médico. El cultivo fue ampliamente estimulado por Inglaterra y España en su esfuerzo por lograr el dominio de los mares. Y EEUU lo promovió también como un factor clave para vencer en la segunda Guerra Mundial. Henry Ford llegó a construir automóviles de cáñamo por su liviandad y resistencia antes de que llegara la prohibición en 1938.
En este siglo se valora el disponer de materiales biodegradables y que sustituyan los derivados del petróleo. La rusticidad de la planta hace relativamente fácil desarrollar cultivos orgánicos, algo cada vez más apreciado. La industria automovilística ha retomado su interés en la fibra y sectores nuevos como las impresoras 3D trabajan con bioplásticos de cáñamo.
Para Uruguay el cannabis es una oportunidad inmensa. El mundo sabe que somos el país con la mejor legislación del planeta para desarrollar estas producciones. Un país que se define a sí mismo como natural y agrointeligente, tiene una oportunidad maravillosa que todavía no ha captado en su totalidad. El mundo está cambiando muy rápidamente. Si Uruguay no aprovecha su marco legal por ahora exclusivo para desarrollar estos productos, alguien lo hará por nosotros.
En este siglo XXI la prohibición se está levantando en diversos países democráticos: Canadá, EEUU, Israel, México, Colombia, Alemania son algunos de los países donde se están dando los avances legislativos más veloces.
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